Hace ya muchos años que se rehabilitó el Teatro romano de Sagunto, siguiendo la dirección de los arquitectos Grassi y Portaceli. Una intervención arriesgada y polémica, con sus denuncias y sus resoluciones judiciales (imposibles de cumplir). Una obra impensable actualmente. La polémica surgió de la "auto-impuesta" norma que no permite reconstruir un monumento del cual quedaran básicamente ruinas.
A esto lo llamé en su día una intervención "a la romana" y no porque sea un estilo italiano importado por Giorgio Grassi (que es de Milán), a la romana como los calamares a la romana. Un rebozado, una tempura. Con tal de que el objeto a rebozar mantenga unas ciertas cualidades, y sobre todo buen sabor, la técnica no deja de ser un gran invento.