Balcones en Dordrecht, Barcelona y Valencia. /MIXURO/MAR/MIXURO |
"Con un par de plantitas todo toma un tinte diferente. ¡Pon una flor en tu balcón!" No es únicamente una reflexión de Mar, una ciudadana de a pie. En las imágenes virtuales de los edificios que hacemos muchos arquitectos las fachadas se pueblan de plantas y flores como si salieran de manera espontánea, pero no, la realidad es muy diferente.
¿Qué es lo que hace que en algunos lugares crezcan flores en los balcones?
Dejando aparte los motivos climáticos, hay una cosa cierta y es que determinados entornos tienen tendencia a florecer y otros no. Hay ciudades llenas de flores, hay barrios muy floridos dentro de ciudades sin flores, hay edificios repletos de flores en barrios desflorados incluso balcones solitarios abarrotados de flores en edificios desérticos.
¿Qué es lo que hace crecer estas flores? Sin duda existe una persona que las elige, las riega, las cuida, las protege y finalmente le hace este regalo a sus conciudadanos, así sin más, pero ¿por qué?
Las ciudades o barrios con flores suelen ser entornos muy cuidados, con un alto nivel de peatonalización y arquitecturas bastante pintorescas. Nos vienen a la memoria barrios enteros en ciudades de distintos lugares del mundo (España, Holanda, México). ¿Qué tienen en común? Son barrios, pueblos o calles con identidad propia, generalmente históricos, donde sus habitantes desarrollan un fuerte sentimiento de pertenencia a un lugar especial, se sienten parte del ecosistema y participan de la calle como algo propio. La elección del tipo de flores no suele ser caprichosa, depende de la orientación, el clima y la utilidad que se pretenda obtener (ahuyentar insectos, aromatizar, porque son bonitas, etc)
Fuera de estos idílicos entornos es muy difícil encontrar flores en los balcones. Existe siempre algún vecino que resiste y florea su balcón convirtiéndolo en oasis en medio del desierto. La omnipresencia de los coches expulsa a los ciudadanos de las calles convirtiéndolas en algo ajeno. La arquitectura n-moderna, no suele dejar lugar para ningún elemento vivo no controlado, las grandes bandejas llenas de vegetación de los años 50, 60 y 70 rara vez llegaron a florecer fuera del dibujo del arquitecto. ¿Por qué?
Será que las flores salen de la ciudad más que de las casas.
Si nuestra ciudad, tal y como está planteada, no deja que salgamos al balcón a leer, ¿cómo va a permitirnos elegir, regar, cuidar y proteger nuestras flores? No son sólo flores.
Balcones en Córdoba / JUAN ANTONIO FLORES SEGAL (Flickr) |
Fuera de estos idílicos entornos es muy difícil encontrar flores en los balcones. Existe siempre algún vecino que resiste y florea su balcón convirtiéndolo en oasis en medio del desierto. La omnipresencia de los coches expulsa a los ciudadanos de las calles convirtiéndolas en algo ajeno. La arquitectura n-moderna, no suele dejar lugar para ningún elemento vivo no controlado, las grandes bandejas llenas de vegetación de los años 50, 60 y 70 rara vez llegaron a florecer fuera del dibujo del arquitecto. ¿Por qué?
Preciosos dibujos del proyecto de apartamentos en Cannes de Sir Basil Spence Archive © RCAHMS |
Será que las flores salen de la ciudad más que de las casas.
Si nuestra ciudad, tal y como está planteada, no deja que salgamos al balcón a leer, ¿cómo va a permitirnos elegir, regar, cuidar y proteger nuestras flores? No son sólo flores.
Creo que todos estamos de acuerdo en que entre una calle llena de flores y otra que no las tenga (salvo alérgicos al polen) todos escogeríamos la calle florida. Me surge esta reflexión: ¿No será que instintivamente asociamos una calle donde crecen muchas flores a un ambiente (humedad, temperatura, iluminación, etc.) óptimo para el desarrollo de nuestra propia vida? Es decir si las plantas prosperan aquí yo también!
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