Jerusalén, el barrio de la palmera

Esta palmera es el único árbol que encontrarás en el barrio de Jerusalén. Cuando se urbanizó el barrio, la familia propietaria de los terrenos puso como condición que se preservara una majestuosa palmera que tras ser derribada por el viento en 1.994  fue sustituida por esta "palmerita" / MARÍN-LAS PROVINCIAS / MIXURO

Imaginad un barrio en pleno centro, perfectamente comunicado y accesible, con edificios bonitos de fachadas homogéneas y con gran actividad comercial. ¿Suena bien?
Todas estas fortalezas se pueden tornar en debilidades si los vecinos de este barrio permiten su sobreexplotación sin exigir nada a cambio. Esta es la triste historia del barrio de Jerusalén de Valencia. El barrio de la palmera.

A veces la accesibilidad es un regalo envenenado porque te puedes convertir en el aparcamiento gratuito de toda la zona centro. ¡Y además sin carril bici para poder salir por ruedas! / Elaboración MIXURO sobre fotografía aérea de GOOGLE MAPS

El barrio de Jerusalén queda encerrado entre las calles Xàtiva, San Vicente, Bailén y Gran Vía Marqués del Turia, está a un minuto de la Plaza del Ayuntamiento, es accesible en coche desde cualquier entrada de la ciudad, a él llegan multitud de autobuses y líneas de metro. Sus edificios forman un conjunto homogéneo con una proporción de altura de edificación y ancho de calle más que saludable.

Las fachadas del barrio de Jerusalén forman un conjunto de estética agradable. El ancho de la calle es ideal.
¡Con unos arbolitos serían unas calles maravillosas! / MIXURO

Tiene locales nocturnos de éxito, un mercado municipal de excelente calidad, un trinquete histórico, una actividad comercial frenética y, lo que debería ser una bendición, aloja a la Falla Convento Jerusalén-Matemático Marzal, una de las más importantes y prestigiosas de la ciudad. En el casal "So Nelo", puedes encontrarte a lo más florido del panorama político y empresarial local, además de visitantes  ilustres.

1. El casal fallero "So Nelo", uno de los más exclusivos de la ciudad. 2. Acceso poco representativo del Trinquet Pelayo inaugurado en 1868.  3. Acceso también impropio al Mercat de Jerusalem. Si no eres del barrio es imposible que lo encuentres.  4. Acceso al edificio que alberga el exclusivo club Valencia Chic. / MIXURO

Uno de los atractivos del barrio es que puedes encontrar un maravilloso supermercado de comida china junto a una tienda de trajes de fallera. También podrás elegir entre comprar el pescado en la tradicional pescadería La Palmera o en la pescadería (aunque ponga carnicería) Lucheng que te vende pescados vivos directamente de la pecera. / MIXURO

Todo parece indicar que este barrio debería ser una joyita, pero sin embargo Jerusalén  (¿será por el nombre?) es permanentemente saqueado y expoliado en beneficio de agentes externos que no revierten ni un céntimo en beneficio de su espacio público bajo la atónita mirada de sus vecinos, demasiado viejos unos y demasiado nuevos otros como para luchar por la mejora de su entorno.

Los edificios del barrio, sin ser de gran calidad, tienen fachadas de diseño generoso. Fachadas que claman por un barrio más digno, con un tratamiento de los bajos comerciales acorde con estos bellos edificios. / MIXURO

Jerusalén, por ser tan accesible, sirve de aparcamiento a todo el centro de Valencia, sin zona naranja que proteja el derecho a aparcar de sus vecinos. Con constantes dobles filas y coches sobre los pasos de cebra. Los "gorrillas" controlan las preciadas plazas de aparcamiento con una estabilidad laboral alucinante.

Jerusalén, tiene el carril bici más cercano a más de medio kilómetro, y puedo aseguraros que ir medio kilómetro circulando en bici por cualquiera de las vías de salida del barrio es una actividad de altísimo riesgo.

Jerusalén, por estar junto al futuro Parque Central no tiene un sólo árbol en los 2.000 metros lineales de calles que lo forman. Únicamente nuestra palmera solitaria y enclenque, fantasma de su majestuosa antecesora.

Jerusalén, por tener en su periferia exitosos locales de ocio nocturno, se llena de personas haciendo botellón, gritando, orinando y vomitando en las aceras y portales. Desgraciadamente su conducta no exaspera a las fuerzas del orden. La porquería de las aceras se va acumulando sin que el Ayuntamiento mueva un dedo.

Jerusalén, por tener una de las fallas más visitadas de la ciudad sufre el expolio de sus espacios públicos durante el mes de marzo hasta límites fuera de toda racionalidad. Podemos llegar a entender y soportar la presencia de carpas y los tramos de calle reservadas a las fallas, podemos empezar a quejarnos del pestazo que provoca la desmedida densidad de churrerías que invaden nuestras calles, pero lo que no podemos  entender son los "Mercaditos Medievales" y de "Productos del mundo" ¿que tienen que ver con las Fallas? 

Vemos como nuestro Ayuntamiento explota hasta lo irracional el espacio público de nuestro barrio y no nos ofrece nada a cambio, ni un árbol, ni carril bici, ni una mínima limpieza del espacio público. No estoy pidiendo privilegios, sino que se nos trate con la dignidad de cualquier ciudadano. ¡Solo pido que nuestras calles no den asco!

Antiguo cine Jerusalén del arquitecto Javier Goerlich. / MIXURO

Mis queridos vecinos, podríamos empezar a construir una cierta conciencia de barrio, basada, por ejemplo en la maravillosa lección continua de convivencia que supone vivir aquí. Este barrio es maravilloso, puedes encontrar trajes de valenciana, bares de tapas, restaurantes chinos, dominicanos, caribeños, pescaderías casi centenarias y otras chinas con producto vivo, tiendas de telefonía, locutorios, bodeguitas, clubs privados de tertulianos, supermercados asiáticos y rusos, el mercado municipal, tiendas de comics, sprays para grafiteros, productos de todo tipo para el pelo, librerías de toda la vida, el Trinquete Pelayo, puedes hacerte un peinado a lo "afro" o un alisado japonés. Tanto comercios como vecinos convivimos sin especiales problemas en un barrio tranquilo que se merece mucho más.

Es imposible no encontrar lo que buscas aquí. Salvo honrosas excepciones, el descuido de la estética de los locales comerciales es común a los comerciantes de la zona, ya sean valencianos, chinos, bolivianos, rusos... / MIXURO

Imaginad por un instante que cada dos plazas de aparcamiento plantamos un árbol. Tendríamos un barrio con menos plazas de aparcamiento y las haríamos prioritarias para los vecinos y para carga y descarga, al poco tiempo la gente dejaría de venir a aparcar aquí y habría menos tráfico y desaparecido el negocio desaparecerían los "gorrillas". Imaginad un carril bici por una calle San Vicente de aceras más anchas  y árboles de verdad. Imaginad que los comercios quitan la acumulación de despropósitos que tienen en sus fachadas y las limpian. ¡Imaginad que tuviéramos un columpio y un tobogán! ¿De verdad os parece pedir demasiado?