Recientemente ha surgido la polémica sobre el cascarón de trencadís blanco que cubre el Palacio de las Artes Reina Sofía, obra de Santiago Calatrava, pues presenta un aspecto desolador. Parece como si hubiera estado demasiado tiempo en remojo y ha salido con la piel arrugada, como los dedos "garbanzo" después de un baño prolongado. Esto, realmente, no es lo que le pasa. En realidad todo sucede por los cambios de temperatura y las dilataciones y contracciones a ellos debidas, que no le sientan bien.
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¿Es una buena solución poner azulejos en las fachadas?